El alcalde del municipio de San Sebastián, Javier Jiménez, anunció este lunes, su desafiliación del Partido Nuevo Progresista (PNP). Este lamentó a través de declaraciones escritas que “el Partido Nuevo Progresista se haya alejado tanto de sus raíces e ideales y de los propósitos de su creación”.
Expresiones del alcalde Javier D. Jiménez Pérez
Alcalde de San Sebastián
El derecho a la vida, el derecho a la libertad, el respeto a la dignidad, los derechos de los padres sobre sus hijos, la protección de la mujer y de nuestros niños, y los derechos de los adultos mayores, son valores y principios fundamentales que debemos atesorar y salvaguardar como seres humanos y como sociedad.
En los sistemas democráticos que se arrebatan estas libertades y derechos, el ciudadano está destinado a vivir bajo un régimen de opresión con características de dictaduras. Esos derechos, libertades y luchas por la dignidad del puertorriqueño fueron los que dieron base al nacimiento del Partido Nuevo Progresista para el año 1967.
Es muy lamentable que el Partido Nuevo Progresista se haya alejado tanto de sus raíces e ideales y de los propósitos de su creación. Hoy día se parece a la filosofía de gobierno y falta de respeto a sus ciudadanos como las que tienen los gobiernos del Partido Popular. Han abrazado la filosofía de fomentar un gobierno grande, burocráticos, sobreregulado, caro y desorganizado, así como la violación de los derechos civiles y democráticos de sus ciudadanos. Han fomentado la cultura del inversionismo político cuyos resultados, entre otros, es que los gobernantes de turno sean los más que recaudan fondos para sus campañas políticas. Han despreciado el derecho a la vida. Han abrazado políticas inmisericordes y de desprotección a las niñas, a los derechos de la mujer y los derechos de las familias. Miran para el lado para no ver las cargas burocráticas y muchas veces ridículas que han paralizado los procesos de recuperación luego del huracán María, encareciendo el costo administrativo y de ejecución de los mismos. Esto me hace pensar que la recuperación de Puerto Rico es un negocio de unos pocos y que entre más tiempo pasa más facturan, mientras nuestras comunidades son las que pagan el alto precio de esta ineficiencia y negocio del desastre.
Durante las últimas seis elecciones han utilizado el tema de la estadidad como un amuleto para animar al pueblo estadista a que salgan a votar por ellos, pero sin el geniudo propósito de resolver el problema del estatus. Ante este curso que nos lleva a la nada, es propio preguntarse, a que realmente están apelando. ¿Comó vamos a promover la estadidad con un gobierno quebrado, dirigido por un organismo antidemocrático, con una sindicatura en el Departamento de Educación, Policía y creo hasta hace poco, en el Departamento de Corrección? A esto se añade la percepción que tiene el gobierno federal sobre el grado de corrupción durante los diferentes gobiernos en PR. No entienden que lo primero que hay que hacer poner en orden la casa para luego poder reclamar con dignidad el que EU atienda nuestra situación colonial de tantos años.
Igualmente, el liderato ha estado dispuesto a vivir de rodillas frente a la imposición de una Junta de Control Fiscal y las decisiones arbitrarias de la misma, representando esto una de las mayores afrentas vividas como colonia bajo la bandera americana. Peor aún, muchos de los que se presentan hoy como alternativa al País fueron los mismos que junto al gobernador de aquel entonces, pidieron una Junta para enfrentar la crisis fiscal por la que pasaba Puerto Rico admitiendo allí, bochornosamente que no sabían que hacer para resolver el problema financiero por el que pasábamos. Tampoco podemos olvidar que muchos de ellos ocuparon en el pasado posiciones de alta jerarquías dentro del gobierno, incluyendo la Legislatura Estatal. En aquel momento se podía hacer algo para que el desorden gubernamental que ocasionó aquella crisis fiscal no ocurriera y nada hicieron. Fueron parte de ese desorden administrativo que llevó al País a la quiebra y hoy se presentan como alternativa para ocupar las más altas posiciones dentro del gobierno de Puerto Rico.
Jurar fidelidad a todo eso NUNCA. La única fidelidad que como seres humanos debemos mantener y reafirmar es hacia Dios, hacia la Patria, hacia la familia, hacia las libertades y derechos de cada ser humano. Estos principios nadie nos los puede quitar, sólo los perderíamos si decidimos entregarlos. A mis principios no estoy dispuesto a renunciar, NUNCA.
Por lo antes expuesto, hoy lunes le estoy cursando una comunicación de desafiliación al presidente del Partido Nuevo Progresista, Hon. Pedro Pierluisi y la renuncia de todas las posiciones de liderato dentro de la colectividad.
En mi reflexión sobre esta decisión llega a mi mente una frase que leí hace algún tiempo, que alguien dijo:
“Algunos cambian de partido por el bien de sus principios; otros cambian de principios por el bien de sus partidos”.
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